jueves, 31 de mayo de 2018

Querer... ¿es poder?

Pues no. A veces quieres hacer caca pero estás estreñido y no puedes. Ya está. Así se desmonta un dicho popular. Claro que desmontas uno y te aparece otro en el sentido contrario. Volviendo a tan escatológico pero útil ejemplo, cuando te mueres por hacer caca pero no hay manera eres lo que viene siendo un quiero y no puedo. Vives sumido en una angustia vital estreñida de la que no hay manera de salir. Una vez conocí a una persona que decía haber estado días sin ir a la baño... ¡días! y no hablo de hacer pipi precisamente ¡Qué horror! Sólo de pensarlo me pongo malo. 
Volviendo al tema de los dichos populares hay que decir que son un timo, una estafa. Tienen respuesta para todo. Por un lado resulta que querer es poder, por otro está lo de ser un quiero y no puedo. Aciertas seguro. Es como lo de A quien madruga Dios le ayuda, pero si lo de madrugar te da por saco pues siempre te puedes agarrar a aquello de No por mucho madrugar amanece más temprano. Lo dicho, una vulgar tomadura de pelo. Ni sabiduría popular ni gaitas. 
Os voy a contar una cosa, yo siempre he querido un mono, uno de esos pequeñitos, un tití. Mi sueño (después de formar una familia, por supuesto) siempre ha sido tener un simpático monito que me hiciese las veces de amiguete y mayordomo. Imaginaos, llegas a casa después de trabajar y gritas ¡Monito una cerveza! y el monito va a la nevera coge una cerveza y te la trae ¡Monito el mando de la tele! Y el monito, solícito y obediente, te lo lleva al sofá.
El caso es que yo quiero un mono, pero no puede ser. Y no solo por que los monos no pueden tenerse como animales de compañía, si no por que si meto un mono en casa mi mujer nos echa a los dos, al mono y a mí. Así, sin mediar palabra, a la puta calle por subnormal. Y eso que mi mujer me quiere mucho, muchísimo, pero sin mono. Que quede claro. He intentado convencerla pero no hay manera, dice que de monos nada. Un periquito como mucho. La idea en principio no me parece mal pero estoy dándole vueltas a ver como narices me va a traer un periquito una cerveza. Mal asunto...

lunes, 28 de mayo de 2018

Séneca y la Honestidad.

"Lo que la ley no prohíbe, puede prohibirlo la honestidad."
Y cuanta razón tenía el bueno de Lucio, yo puedo llamarle así pues somos viejos conocidos, los que no tengáis esa suerte recordad que en la antigua Roma, el praenomen (algo así como nuestro nombre de pila) no se usaba tan a la ligera como hoy en día... los romanos eran muy amigos de respetar las formas, esas mismas formas que hoy día se denostan y desprecian sin ningún miramiento. Consejo para el viajero temporal: Si viajáis a la antigua Roma y os presentan a alguien deberéis usar el cognomen, en este caso, Séneca. Anneo (Lucio Anneo Séneca) se refiere a su gens, a su familia en un sentido amplio. Repito, si por casualidad os da por hacer un viaje en el tiempo y os cruzáis con alguien como Cayo Julio César, nada de llamarle Cayo... por la cuenta que os trae. Avisados quedáis.
Al lío que ya he escrito medio post y no he dicho nada de lo que quería decir ¿Y qué es lo que quería decir? Pues sinceramente no lo sé muy bien, por eso sigo dándole al teclado a ver si a base de improvisar me sale algo decente... Ah, sí. Os comentaba que cuanta razón tenía el bueno de Lucio Séneca al afirmar aquello de que "lo que la ley no prohíbe, puede prohibirlo la honestidad"
Honestidad... ahí os dejo esa palabra (ya os advertí que soy muy de palabras y de diccionarios) para que reflexionéis acerca de ella, yo el primero.El que es honesto es recto, probo y honrado. Decente y decoroso. Recatado, pudoroso, razonable.... y justo. Que montón de cosas ¿no? 
A la pregunta de si somos honestos seguro que todos habríamos respondido que sí... ¿pensamos lo mismo ahora? Ser honesto no es cosa fácil. Lo que es fácil exigir honestidad a los demás empezando por los políticos, cosa que el bueno de Séneca hizo... y así le fue. De destierro en destierro y tiro porque me toca y al final suicidio forzado. Es lo que tiene trabajar para Nerón. Un tarado.
Con respecto a la honestidad ¿Somos igual de rápidos al exigirla que al ejercerla? No seré yo quien responda, mas que nada por que no me da la gana, lo que quiero es haceros pensar... aunque sea un poco. Vivimos tiempos difíciles para la Honestidad. Es complicado ser honesto, es más creo que el que es honesto hoy día puede pasar hasta por tonto. Pero sin honestidad, sin rectitud moral, sin honradez, sin justicia no hay nada. La honestidad debería construirse desde lo más pequeño, empezando con la propia honestidad. Si nos vamos engañando a nosotros mismos ¿adónde pretendemos llegar? Es tan fácil como cómodo desde el punto de vista moral exigir honestidad al vecino, al político, al jefe, a la pareja, a los hijos, a los amigos.... ¿Y a nosotros mismos? Quizás deberíamos empezar por ahí. Y como siempre me ha gustado tocar un poquito las pelotas voy a rizar el rizo antes de terminar ¿Es necesario ser honesto para exigir honestidad a otros? Ahí lo dejo...


viernes, 25 de mayo de 2018

De odios, cucarachas y vecinos.

Yo no soy muy de odiar. O eso pensaba. El caso es que ayer se me ocurrió buscar la definición de odio en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (lo que sí que soy es de tirar mucho de diccionario) y veo que lo de odiar implica sentir "antipatía o aversión por algo o alguien cuyo mal se desea" La pregunta que me hice a mi mismo con muchísima discreción, que lo de indagar en los odios de alguien es algo muy personal, era pues evidente:
Me miré a los ojos y me dije, ¿Tú sientes antipatía o aversión por algo o alguien y deseas su mal? Y para mi sorpresa  me respondía que sí. Podréis pensar que soy una mala persona pero dejarme que matice un poco el asunto...
Así a bote pronto os puedo decir que odio a las cucarachas. Las cucarachas son asquerosas, como mi vecino de arriba, que es un tío asqueroso (creo que también le odio un poco... bueno mucho) Con respecto a las pobres cucarachas, puedo afirmar más allá de toda duda razonable que no tengo nada en su contra. Lo de mi vecino el asqueroso ya es otra historia. Tienen un cierto parecido mi vecino y las cucarachas. Además de ser asquerosos me refiero. 
Siguiendo con la definición, me remito a la segunda parte de la pregunta que ayer me hice ¿deseo el mal a mi vecino o a las cucarachas? La respuesta de nuevo, fue un rotundo sí. Pero... pero, y ahí viene el matiz, les deseo males distintos. El de las cucarachas drástico y fulminante. Les deseo la extinción. No tengo ni puñetera idea de cómo afectaría eso a la vida en el planeta, igual pasa como con las abejas que (según dicen) si se extinguen se llevan detrás a todo quisque. Si es así mala suerte. Odio a las cucarachas. Además, llevan por aquí rondando millones de años. Ya está bien ¿no? Algunas especies se extinguen sólo con estornudar y otras no se largan del planeta ni a la de tres. Ya vale. Es curioso porque pese a que odio a las cucarachas no puedo matarlas. Pisarlas más bien. Ese sonido entre crujiente y viscoso que producen cuando las chafas me da muchísimo asco. Como mi vecino de arriba. 
Y no es que no pueda matar cucarachas porque crea en el karma. Que va. No las piso, pero me las cargo vaciándoles encima un bote entero de fus fus matabichos. A mi lo del karma ni me va ni me viene. Antes no me daba igual, pero ahora, viendo como va el mundo... Ni karma ni leches. Esto es un sálvese quién pueda de lo más aberrante. Además, si en otra vida has sido tan cabrón que el karma te ha reencarnado en cucaracha, pues te jodes. Yo desde luego no voy a andar pensando que una puta cucaracha puede ser Fulanito reencarnado. Qué coño, habértelo pensado antes Fulanito y no haber sido tan hideputa.
Yo creo que mi vecino se reencarnará en cucaracha. De las rojas, esas gigantes y repulsivas. Y si puedo la pisaré, aunque me de mucho asco. Por asqueroso. No me malentendáis, a mi vecino no le deseo la extinción. Ni siquiera le deseo que se quede calvo, más que nada porque ya lo es. A mi vecino de arriba no sé lo que le deseo. Creo que voy a dejar que el karma ese se encargue de él...

miércoles, 23 de mayo de 2018

Nuevo viaje, nuevo blog

Seguramente alguno estará pensando que podía haber sido más original y haberme currado otro nombre que no sea el de mi libro (si no lo has leído ya estás tardando en ir a comprarlo) y es cierto, soy así de cutre, pero qué queréis que os diga, el nombre me gusta, me hago publicidad a mi mismo y la verdad es que no se me ha ocurrido nada mejor. 
Tal vez algunos me recordéis por mi antiguo y entrañable blog: El Tablón de JLin, pero dejarme que os diga que éste nuevo viaje no pretender ser una repetición del anterior. El Tablón, todo hay que decirlo, era un delicioso caos en el que un servidor no tenía medida ni freno a la hora de publicar entradas sobre lo primero que se le pasaba por la cabeza y eso, teniendo en cuenta que mi cabeza es una puñetera fábrica de ideas que no cierra ni para dormir, se acabó convirtiendo en un verdadero problema.
La idea de este nuevo viaje absurdo (por que así soy yo, un poco absurdo) es dar una pequeña pincelada de orden en ese lienzo caótico que es mi mente... que bonito ha quedado eso ¿no?
Que coño, que he decidido volver a escribir un blog porque me da la gana, porque me gusta y porque lo necesito. Así que ojito conmigo por que aquí los límites los marco yo. Mi blog, mis reglas... bueno y las de Blogger, que si no cumplo las suyas me cierran el chiringuito y sanseacabó. Ni viaje ni gaitas.
El caso es que espero que disfrutéis, me acompañéis y sobre todo que no os aburráis. Es difícil ser original hoy en día, hay (literalmente) millones de blogs en la red y conseguir que el tuyo sea diferente no es tarea sencilla. Resulta absurdo más bien... y ahí entro yo. El viajero absurdo, el tío raro que va a ser más original que nadie, el tipo que tiene un estilo de escritura tan propio y personal que te mueres por leer su puto blog cada día, por saber que opina sobre la actualidad, qué cervecita nos recomienda esta semana, qué palabreja nueva nos va a enseñas o qué rinconcito nuevo de Valencia va a mostrarnos. Y lo mejor de todo ¿qué relación tiene este tío con Séneca? Secreto...
Vale, como introducción / presentación ya está bien... hasta la próxima entrada.

RELAJAR: no es oro todo lo que reluce

  Si preguntamos por ahí que sensaciones experimenta la gente ante el verbo relajar , la mayoría responderá con palabras positivas. Cuando u...