martes, 22 de febrero de 2022

De casas y casados

 


En esto de las casas, que no son sino edificios para habitar, caben tantas reflexiones como personas habitan este loco mundo. Como juego, el de las casas, el Daes dae´mar digo, el de esa saga inmensa que es "La rueda del tiempo" es más bien enrevesado, intrigante, agónico y desquiciante  pero tiene un punto atractivo para quien tenga más paciencia que el santo Job. La misma que tenemos los sufridos habitantes de este país llamado España cuando observamos, entre la chanza y el bochorno, el monumental desbarajuste en el que anda sumida la política española, tal es éste que cuando uno la observa viene a ser como el juego de las casas pero en versión cutre y salchichera. 

La palma sin duda se la lleva en los últimos días cierto partido putativo que al parecer no se casa con nadie, o sí, depende de a quién preguntes. Y digo lo de putativo, por que si un padre lo es, putativo, es porque se le tiene por tal... sin serlo. Pues lo mismo le pasa al partido en cuestión, y yo diría que a todos en general, que a lo mejor alguien lo tenía por el partido de sus votantes o como mínimo de sus militantes... sin serlo. Los partidos se casan y este partido putativo no es una excepción, esta casado. Y si pensaban ustedes que lo de contraer matrimonio era cosa solo de personas, se equivocan. Otra cosa es que la unión, el desposorio, tenga un futuro más bien incierto aunque en estos del matrimonio ya se sabe que cualquier cosa es posible.

Se conoce que al Casado le place la frase que otro de las Casas, de nombre Bartolomé, pronunció en  su día "Rex qui sedet in solio iudicii, dissipat omne malum in tuito suo" que traducido al román paladín, sin duda más vulgar pero más inteligible para la gran mayoría de nosotros, quiere decir "El Rey que está sentado en el solio del juicio disipa todo mal con su mirada"

Y ahí anda cual Quijote, don Pablo, mirando fijamente a quién sabe dónde y pensando quién sabe qué. Mirando para disipar un mal que no parece querer disiparse, un mal que entre unas y otros han esparcido como la mierda esa del ventilador, haciéndonos un flaco favor a los españoles en general, hasta a los más alejados ideológicamente del partido putativo este. Porque al final, y según nos venden esto de la democracia, los partidos ya sean putativos o legítimos, deberían ser la casa de los ciudadanos, el edificio en el que deberían habitar nuestros deseos, anhelos, exigencias, dudas, proyectos... el lugar en el que a través de unos individuos de profesión políticos (permítanme ustedes el uso del masculino genérico, que siendo lo correcto, no implica discriminación ni mala fe de ningún tipo, más bien ahorro y buen hacer gramatical) deberíamos ver como esos programas, esas propuestas que lanza cada casa, intentan llevarse a cabo y nuestros problemas, los del día a día, que son los que al final más agobian, intentan ser solucionados. Pero no...

Esto de la democracia es como el trayecto en carruaje que llevó al bueno de Jonhatan Harker al castillo de cierto conde con una desmedida afición por la sangre: "Bienvenido a mi casa, entre libremente por su propia voluntad y deje parte de la alegría que trae consigo" Así, así te reciben en un partido político de esos y al final te das cuenta de que lo que has dejado no es una parte de la alegría que traías contigo, sino la Fe en un sistema disfuncional y a la deriva. Un sistema que como una casa en ruinas no parece tener más arreglo que el derribo total.

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