miércoles, 30 de enero de 2019

Vueltas

Diez años dando vueltas a la manzana y nunca dio signos de cansancio. La gente se había acostumbrado a verlo pasar, cada veinte minutos una vuelta, puntual como un reloj, marcando las horas con precisión suiza. Al principio le tomaron por loco, que menos. Luego le adoraron como parte de su rutina. Armando, el camarero, le tenía preparado un café con ensaimada todos los días a las ocho en punto, desayuno que el corredor devoraba en una vuelta sin derramar una sola gota. En el siguiente giro recogía el periódico en el quiosco de Pepe, lo leía en un par de vueltas mientras a gritos comentaba con los vecinos la jornada de Liga o las principales noticias de la jornada. Terminada la lectura el corredor devolvía el periódico a Pepe. Gran tipo ese Pepe que nunca le cobró un euro por leer la prensa. Los de la casa de comidas para llevar, aprovechando el tirón de su popularidad, le daban de comer y cenar. En la tienda de deportes le surtían de zapatillas que cambiaba con maestría sin detener su inexorable marcha. Y así con todo. Su inexplicada ausencia cambió la vida del barrio. Cerraron negocios y la gente su marchó. Sólo Armando siguió preparando su café con ensaimada mientras recordaba tiempos mejores.

RELAJAR: no es oro todo lo que reluce

  Si preguntamos por ahí que sensaciones experimenta la gente ante el verbo relajar , la mayoría responderá con palabras positivas. Cuando u...